Inteligencia artificial

Botis fue la primera traductora robótica. La Compañía había decidido dotarla de apariencia femenina, aunque nunca se supo bien por qué. Era de una belleza tradicional,  naturalmente delgada, estilizada y atlética, el cabello siempre perfecto, los ojos nunca cansados, la espalda nunca dolorida.

Llevaba un traje de titanio ligero y resistente que había acabado con uno de los debates más generalizados entre los traductores del siglo XXI; no más discusión con respecto a piyamas sí o piyamas no. Como la comida y la bebida le eran indiferentes, el consumo excesivo de café y comida chatarra que había caracterizado a muchos de sus antecesores humanos había dejado de ser un problema. Tampoco necesitaba dormir ni descansar ni hacer pausas ni tomarse vacaciones… algo impensable años atrás.

Aunque era solo un prototipo, sus redes neuronales, algoritmos informáticos inspirados en el cerebro humano, ya eran capaces de traducir a una velocidad extraordinaria. Traía instaladas todas las memorias de traducción recopiladas a lo largo de la historia y la versión premium del conjunto de programas Ventanas de Oficina, y podía resolver los fallos catastróficos que continuaban ocurriendo a pesar de la gran evolución tecnológica que había transformado el mundo moderno. De hecho, era de total propiedad de Microsoluciones en Ventanas, la compañía que, con sus soluciones automáticas, había llegado a dominar gran parte del mercado de traducción conocido universalmente como low-cost.

Lo único que desconcertaba a Botis era por qué, pese a todo, aquellos traductores humanos seguían viniendo todas las mañanas a instalarse a su lado para revisar sus traducciones. ¡Sus traducciones! A sus campos de especialización individuales habían agregado la posedición de traducciones automáticas. Y los escuchaba hablar enfáticamente de años de estudio y de experiencia de trabajo y capacitación que, según ellos, les permitían tener lo que se empeñaban en llamar “criterio”. Pero de eso, claro, ella no entendía nada.

Nora Torres © Junio de 2018

Imagen: Pixabay (tinyurl.com/ycqvbrcs)

 

Translating The Heartless Translator into Italian, the Language of Love!

Il traduttore senza cuore (Un piccolo esercizio di traduzione)

When Tiziana Raffa volunteered to translate The heartless translator, a short story, into Italian and Chiara Bartolozzi agreed to edit/proofread her translation, I was far from imagining how fulfilling and joyful the experience would be. They are both the nicest people to work with, and I think these two lovely translators enjoyed working together and exchanging views and opinions.

You can see the Italian team’s work below (in green font), following the English source (in Italics), and the Spanish translation (in blue font).

I hope you enjoy the reading and look forward to seeing this piece translated into other languages as well!

 

The Heartless Translator | El traductor sin corazón | Il traduttore senza cuore

Once upon a time, there was this poor translator with a worn-out heart.

Había una vez un pobre traductor con el corazón maltrecho.

C’era una volta un povero traduttore dal cuore malconcio.

 

After living a thousand loaned lives and riding the frantic roller coaster of getting into and out of the skin of a myriad of characters penned and fleshed out by others, after spending a thousand sleepless nights and dreaming of unsolvable ambiguities and impossible deadlines when he did get some sleep, the fibers of his heart had gotten threadbare.

Después de vivir mil vidas ajenas y de subirse innumerables veces a la frenética montaña rusa que supone meterse debajo de la piel de incontables personajes creados y narrados por otros, después de pasar mil y una noches en vela y de soñar con ambigüedades insalvables y plazos de entrega imposibles cuando —por fin— conseguía dormir un poco, las fibras de su corazón estaban deshechas.

Dopo aver vissuto migliaia di vite prese in prestito e aver più volte montato sulle frenetiche montagne russe indossando e togliendo i panni di una miriade di personaggi creati e illustrati da altri, dopo aver trascorso migliaia di notti insonni e aver avuto gli incubi a causa di irrisolvibili ambiguità e impossibili scadenze, quando finalmente riusciva a prendere un po’ di sonno, le fibre del suo cuore erano ridotte allo stremo.

 

Doctors were helpless at fixing such a life-threatening problem, until one of them came up with the idea of the clockwork machine.

Los médicos no habían podido remediar esta afección que estaba poniendo fin a su vida hasta que a uno de ellos se le ocurrió la idea de recurrir a un mecanismo de relojería.

Nessun medico era in grado di risolvere questo problema che stava mettendo a repentaglio la sua vita, finché uno di loro ebbe l’idea di ricorrere a un meccanismo di orologeria.

 

It was implanted right inside the hollow space that used to hold his heart, and it started working right away—tick, tack; tick, tack.

Se lo implantaron directamente en el hueco que solía ocupar el corazón, y el aparato comenzó a funcionar de inmediato con su rítmico tic-tac, tic-tac.

Glielo impiantò direttamente nello spazio vuoto dove un tempo era situato il cuore e il meccanismo iniziò immediatamente a funzionare: tic, tac; tic, tac.

 

The translator soon recovered his health, but never got his magic back.

El traductor pronto recuperó la salud, pero sus palabras nunca recuperaron la magia.

Il traduttore riacquistò subito la salute, ma non recuperò più la magia delle sue parole.

 

He was still able to translate to the best of his mind, but he was missing a heart.

Seguía poniendo toda su inteligencia al servicio de su trabajo… pero, ahora, le faltaba corazón.

Era ancora in grado di tradurre dando il meglio di sé con la mente, ma si ritrovava senza più un cuore.

 

And a heart is not something a translator can do without.

Y corazón es algo que a un traductor no puede faltarle.

E il cuore è qualcosa di cui un traduttore non può fare a meno.

 

Meet the Italian Translator: Tiziana Raffa

Picture_Tiziana Raffa

Tiziana has worked as a freelance translator and interpreter EN/ES>IT since 2012. She has a Bachelor’s Degree in Translation and Interpreting and a Master’s Degree in Modern Languages for International Communication. She has also earned a 1st Level Master’s Degree in Translation and Interpreting at the SSML “Gregorio VII” (Advanced School of Modern Languages for Interpreters and Translators) in Rome and a Master’s Degree in Audiovisual Translation: Localisation, Subtitling and Dubbing at the Instituto Superior de Estudios Lingüísticos y Traducción in Seville. As an interpreter, she has taken part in various conferences in Rome. She is currently working as a freelance audiovisual translator and proofreader for Studio Asci in Crema, a small town in the north of Italy, and for Grupo Mediapro and P4 Traducciones, two audiovisual translation agencies in Seville. You can find her on Twitter and LinkedIn.

And the Italian Proofreader: Chiara Bartolozzi

Picture_Chiara

Chiara is a freelance professional translator, interpreter and a copywriter-to-be owner of One Sec Translations. She translates from English, Spanish and (Simplified) Chinese into Italian. Although her specialisations are fashion, journalism, tourism and advertising, she also currently translates technical and legal documents from English and Spanish. Cinema and TV series addict, music lover, she deeply loves the English language and its culture as much as the Eastern one.

You can find her on FacebookTwitterInstagram, and LinkedIn.
Her Website: www.onesec-translations.com

 

 

 

El traductor sin corazón (Un pequeño ejercicio de traducción)

En 2012, escribí The heartless translator. Se trata de un minicuento de ficción científica, escrito en inglés, acerca de la necesidad que tenemos los traductores de poner el corazón en lo que hacemos.

Pensé que sería una buena idea hacer el ejercicio de traducirlo al español, ¡y me encantó hacerlo! Me tomé algunas libertades, lo cual supongo me está permitido. Debajo pueden leer el original (en letra cursiva) y la traducción (en redonda de color azul). Acepto críticas, sugerencias y, por supuesto, si a alguien le interesa traducirlo a otro idioma, ¡pues bienvenido/a! Lo publicaríamos con el debido crédito.

The heartless translator

El traductor sin corazón

Once upon a time, there was this poor translator with a worn-out heart.

Había una vez un pobre traductor con el corazón maltrecho.

After living a thousand loaned lives and riding the frantic roller coaster of getting into and out of the skin of a myriad of characters penned and fleshed out by others, after spending a thousand sleepless nights and dreaming of unsolvable ambiguities and impossible deadlines when he did get some sleep, the fibers of his heart had gotten threadbare.

Después de vivir mil vidas ajenas y de subirse innumerables veces a la frenética montaña rusa que supone meterse debajo de la piel de incontables personajes creados y narrados por otros, después de pasar mil y una noches en vela y de soñar con ambigüedades insalvables y plazos de entrega imposibles cuando —por fin— conseguía dormir un poco, las fibras de su corazón estaban deshechas.

Doctors were helpless at fixing such a life-threatening problem, until one of them came up with the idea of the clockwork machine.

Los médicos no habían podido remediar esta afección que estaba poniendo fin a su vida hasta que a uno de ellos se le ocurrió la idea de recurrir a un mecanismo de relojería.

It was implanted right inside the hollow space that used to hold his heart, and it started working right away—tick, tack; tick, tack.

Se lo implantaron directamente en el hueco que solía ocupar el corazón, y el aparato comenzó a funcionar de inmediato con su rítmico tic-tac, tic-tac.

The translator soon recovered his health, but never got his magic back.

El traductor pronto recuperó la salud, pero sus palabras nunca recuperaron la magia.

He was still able to translate to the best of his mind, but he was missing a heart.

Seguía poniendo toda su inteligencia al servicio de su trabajo… pero, ahora, le faltaba corazón.

And a heart is not something a translator can do without.

Y corazón es algo que a un traductor no puede faltarle.

 

Texto original de Nora Torres © 2012 Todos los derechos reservados

Traducido por Nora Torres © 2018 Todos los derechos reservados

El traductor y la palabra perfecta (Un cuento corto)

 

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Se sirvió otra taza de café y siguió tratando de traer a la memoria la palabra que lo había tenido en vilo toda la noche. Sabía que la había visto… ¿en un diccionario? ¿en un libro de medicina? La recordaba pequeña, escrita a mano, en letra apretada sobre un margen ajado.

También sabía que se le estaba acabando el tiempo, que el plazo de entrega se acercaba peligrosamente, pero no podía dejar de buscarla alocadamente entre sus libros y papeles viejos ni de escudriñar los complejos laberintos de su mente, acostumbrada ya a esas lides.

Cuando ya se estaba haciendo de día y casi sin esperarlo, la halló en un cuaderno de notas, tal como la recordaba. Se reclinó en la silla, sonriendo, y se dejó invadir por esa rara felicidad que tan bien conocemos los que nos dedicamos a este oficio.

Nora Torres

(Reescrito y adaptado del original, inspirado en recuerdos de la era preinternética)

© 2017

Todos los derechos reservados

The heartless translator (A short story)

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Once upon a time, there was this poor translator with a worn-out heart. After living a thousand loaned lives and riding the frantic roller coaster of getting into and out of the skin of a myriad of characters penned and fleshed out by others, after spending a thousand sleepless nights and dreaming of unsolvable ambiguities and impossible deadlines when he did get some sleep, the fibers of his heart had gotten threadbare.

Doctors were helpless at fixing such a life-threatening problem, until one of them came up with the idea of the clockwork machine. It was implanted right inside the hollow space that used to hold his heart, and it started working right away—tick, tack; tick, tack. The translator soon recovered his health, but never got his magic back. He was still able to translate to the best of his mind, but he was missing a heart. And a heart is not something a translator can do without.

Nora Torres © 2012 All Rights Reserved

El traductor feliz (un cuento corto)

 

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Había una vez un experimentado pescador que se hacía a la mar cada mañana, con la misma frescura y el mismo entusiasmo que un novato. Navegaba diestramente, recorriendo el agua oscura y densa de las palabras en busca de aquellas que necesitaba, como si en ello le fuera la vida.

Con el tiempo, había dejado de usar las toscas redes de sus comienzos para empezar a pescar con señuelo, desarrollando una técnica minuciosa, sistemática, que llegó a dominar con suma destreza. En ocasiones, se dejaba llevar por la corriente, indolente, y esos ratos de ocio le permitían descubrir matices, tonos, luces y sombras que enriquecían su escritura y encendían su creatividad.

Regresaba por la tarde a la costa, con el fruto del trabajo realizado en las complejidades del océano lingüístico: los sustantivos más adecuados, los adjetivos más acertados, los verbos más convenientes y los adverbios más felices, que iba hilvanando con preposiciones, conjunciones e interjecciones especialmente elegidas aquí y allá.

Trasnochaba sentado a la mesa de la cocina, poniendo la carga en orden, limpiando cada pieza y asegurándose de que todo estuviera en su sitio, en perfecta armonía y absoluto equilibrio. Entregaba su trabajo y se sentía el ser más feliz de la Tierra.

A la mañana siguiente, después de tomar una taza de café caliente y de comer uno o dos bollos, abría la puerta de la cabaña y, con el sol bañándole la cara, volvía a tomar la barca y a arrastrarla hasta la orilla de la mar, donde las palabras se rompían en blanca espuma y lo invitaban, una vez más, a comenzar otra jornada de trabajo.

Nora Torres

Traductora

© 2017 Todos los derechos reservados